En el peronismo bonaerense se respira una tensión inusual: la falta de consenso para fijar fecha y lugar para la mesa de negociación mantiene en alerta a todos los sectores, y ya comienzan a surgir acusaciones veladas entre el kicillofismo y La Cámpora . Voces cercanas al cristinismo describen el escenario con una frase contundente: “todo está raro”. El problema: no hay definiciones concretas y los llamados cruzados no terminan de concretarse en reuniones formales. El resultado es un vaciamiento de confianza que debilita la cohesión interna . El viernes fue convocada una reunión en la sede del PJ nacional con presencia de representantes de Unión por la Patria –kirchneristas, kicillofistas y massistas– para tratar temas vinculados a la campaña presidencial y a la defensa de Cristina. Sin embargo, aun esa instancia no logró disipar los reproches cruzados. El gobernador Axel Kicillof, por su parte, adelantó que convocará una mesa de armado electoral esta semana, pero aún no recibió respuesta formal. Mientras tanto, entre su espacio y La Cámpora crece la presión por avanzar: “hay que terminar con caprichos, mandá alguien y sentate”, se quejan desde el massismo. Desde el entorno camporista se lamenta la opacidad del proceso: “falta total de coordinación” y “comunicación por teléfono descompuesto” marcan el estado actual, que ya genera hipótesis de ruptura si no se acelera el armado                                     Riesgos que acechan al acuerdo * Temor a la fractura electoral: sin acuerdo antes del 9 de julio, fecha límite para inscripciones, podría avanzar una alianza paralela desde el kicillofismo como “seguro” en caso de quiebre . * Batallas territoriales sin unidad*: sin listas conjuntas será casi imposible coordinar candidaturas en municipios clave como Lomas de Zamora, Merlo y La Matanza . * Confianza hipotecada*: la demora y descoordinación elevan el nivel de desconfianza y fomentan interpretaciones negativas sobre la voluntad real de unificar.   El peronismo bonaerense entró en un momento de alta volatilidad: sin definir mesa ni calendario, las tensiones internas se profundizan. Kicillof percibe presión desde su espacio, La Cámpora cuestiona la opacidad en el armado y el massismo exige mayor pragmatismo. Si no hay señales claras de avance, el riesgo es que la unidad se quede en palabra. Y con el reloj electoral corriendo, el PJ bonaerense necesita un acuerdo firme… o se expone a un derrumbe que todos temen pero pocos quieren admitir.