Desde Ginebra, la CGT levantó la voz contra las políticas económicas del gobierno de Javier Milei. En su exposición ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los dirigentes sindicales reclamaron el fin del “cepo al salario”, la reapertura de paritarias libres y la creación urgente de una mesa de diálogo social.   “La recuperación del empleo no puede darse sobre la base del deterioro de los ingresos”, sostuvo Héctor Daer, uno de los jefes cegetistas, frente a la mirada atenta de representantes de sindicatos de todo el mundo. En su discurso, apuntó contra la caída del salario real, la pérdida de derechos laborales y el avance de la informalidad. La intervención fue respaldada por las dos CTA, en una inusual muestra de unidad. En el documento conjunto, los gremios argentinos advirtieron que el programa de ajuste del Gobierno está generando un “daño estructural en el tejido social” y alertaron por el deterioro de las condiciones laborales. “El modelo de Milei no sólo empobrece a los trabajadores, sino que los deja sin herramientas para defenderse”, remarcaron. También reclamaron que se respete la negociación colectiva, algo que —según los sindicalistas— hoy está virtualmente frenado por presión de la Casa Rosada. En paralelo, la presencia de la delegación argentina generó repercusiones dentro del propio Ministerio de Capital Humano. Según trascendió, desde la cartera de Sandra Pettovello buscaban evitar que se expresaran “posiciones ideológicas”, pero finalmente la CGT fue autorizada a exponer. El viaje a la OIT fue además una jugada política: los sindicatos aprovecharon la vidriera internacional para nacionalizar el conflicto que mantienen con el gobierno de Milei. El mensaje fue claro: la tensión sigue creciendo, y los gremios no piensan bajar la presión.