La elección del domingo en Formosa, que renueva la legislatura y define convencionales constituyentes, ocurre en un clima asfixiante, y la oposición habla de un plan maestro de *Gildo Insfrán* para esquivar la prohibición de mandatos perpetuos. Desde el fallo de la Corte Suprema que declaró inconstitucional la reelección indefinida, Insfrán convoca a una constituyente ágil, sin agenda pública y filtraría leyes para *censurar redes sociales*, una maniobra que busca silenciar denuncias locales y acallar voces críticas.  El sistema de *sublemas, vigente desde 1987, es considerado por todos como una herramienta funcional al peronismo hegemónico. Esta vez el oficialismo presenta **56 boletas distintas* bajo su lema único, mientras solo compiten cuatro fuerzas. Los opositores esperan que la multiplicidad de sublemas diluya los votos en su contra. Las denuncias no paran ahí. *Violencia política* dejó su huella cuando, en una recorrida, agredieron a la diputada radical *Agostina Villaggi*: le tiraron del pelo y al barro en Lote 111, al grito de “zona liberada” por el concejal Marcelo Sosa.  En El?Colorado, el senador Paoltroni llevó una copia del fallo de la Corte y fue recibido por un intendente a caballo que golpeó con un rebenque y admitió públicamente *la compra de votos*: “Una bolsa de alimentos por voto” a cambio del comprobante electoral.    * Censura encubierta*: Insfrán promueve ajustar la Constitución para regular redes y limitar libertad digital. * Sublemas estratégicos*: 56 boletas del oficialismo para esparcir el voto opositor. * Violencia en campaña*: agresiones físicas a opositores, incluyendo golpes, empujones y patoteadas. * Coimas electorales*: entrega de mercadería a cambio de comprobante de voto documentado en video.   ¿Qué está en juego?   La estrategia de Insfrán busca prolongar su gobierno indefinidamente. Relegar redes, disparar la violencia y regresar al clientelismo no es solo un capítulo más: es un manual de cómo se sostiene la *monarquía formoseña* desde hace 30 años. Para la oposición, esta elección es la última parada: si logra al menos 16 convencionales, podría frenar la estrategia del gobernador y llevar la reforma constitucional al balotaje nacional. Si falla, se sentirá el peso de una provincia cerrada que se resiste a aceptar el final de una era.