El domingo a la tarde, tras semanas de rumores y tensiones, se rompió el hielo en el peronismo bonaerense. Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner se sentaron juntos en Gobernación —con intendentes y operadores de cada sector— y acordaron avanzar en la unidad estratégica del Frente para septiembre y octubre . Fue un paso urgente, marcado por el temor a dividir fuerzas justo en momentos clave.                                Redactaron una “mesa chica” electoral donde cada espacio —Massa, Kicillof y La Cámpora— tendrá representación a la hora de armar boletas, sin toque de terror pero con control compartido. Allí decidieron que los nombres que vayan —como posible reemplazo de Cristina en la Tercera Sección— saldrán de quienes “tengan más chances”, sin cargos asignados de antemano.                               La figura de Cristina Kirchner sigue rondando el tablero. Aunque su rol es central para sellar la unidad, Máximo dejó en claro su incomodidad con ser “el reemplazante”, y resaltó que hay otros dirigentes aptos para ese lugar . Esto marca un pulso silencioso: mantener a Cristina en el epicentro sin apegarse a su nombre como único imán. Pese a la tregua, la unidad sigue en vilo. Carlos Bianco abrió grietas al exigir disciplina total detrás de Kicillof, lo que suena a última advertencia a eventuales rupturas. Con fecha clave al cierre de alianzas provinciales y nacionales en julio, la pulseada está en pleno desarrollo. El desafío es gigante: armar un frente que se presente como “Peronismo o Milei”, con peso estratégico en la Provincia de Buenos Aires y mirando también a los comicios nacionales. If no logran cerrar el paquete, corren riesgo de perder fuerza política justo antes de las generales . El encuentro en La Plata alivió parte de la presión interna, acordando método antes que nombres, y dejando en evidencia que la unidad no será fácil. Cristina como estandarte, Máximo buscando darle lugar a otros, Massa como pivote y Kicillof insistiendo en verticalidad. Todos coordinados, pero sin certezas. El próximo paso es apelable: Congreso del PJ y perfil del armado electoral, que definirán si la mesa única resiste o deja espacio para tensiones futuras.