A poco más de una semana del cierre de listas, Axel Kicillof trató de enfriar la interna peronista: admitió que “no hay veto para nadie”, incluyendo a Máximo Kirchner, aunque remarcó que “tenemos que encontrar la mejor expresión”, y llamó a presentar “una sola boleta para enfrentar a Milei”.                        El gobernador evitó una definición explícita sobre quién encabezará la lista bonaerense, argumentando: “hay diferentes propuestas que todavía no saldamos... mientras eso exprese y represente, está bien”. Su mensaje es claro: priorizar aperturas antes que bloqueos.    Internamente, referentes del Movimiento Derecho al Futuro—la corriente que encabeza Kicillof—ven a Máximo como una ficha difícil para la unidad electoral, más útil para negociación interna que para liderazgo electoral claro. No lo consideran un “buen candidato”, al menos por ahora.    Desde La Cámpora y entre intendentes alineados, el apoyo está latente. Leonardo Nardini y otros dirigentes presionan para que Máximo encabece la boleta, pero su confirmación, según él mismo confirmó, depende de un mandato directo de Cristina Kirchner: “si CFK me dice que hay que ir, cambia”.    Este llamado al acuerdo aparece como una última oportunidad para evitar fracturas que pongan en riesgo la estructura del peronismo bonaerense, pero también revela las grietas que comenzaron a abrirse en el armado territorial y simbólico del principal espacio opositor. En el fondo, escasea el liderazgo claro, pero sobra ambición estratégica en un clima de urgencia electoral. El tiempo apremia.         Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P