Lilia Lemoine volvió a protagonizar un papelón. Desde su cuenta en X, lanzó un furioso reclamo al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, por una obra en Villa del Parque que, según ella, era responsabilidad del GCBA. El problema: esa obra está a cargo del Gobierno nacional. Apenas le avisaron del error, borró su tuit y optó por el silencio.     Este error no es un simple cambiazo de pantalla, sino una muestra de la impulsividad que caracteriza a quienes orbitan alrededor de Javier Milei: mensajes veloces, sin chequear, y tuits que se viralizan por su tono antes que por su contenido. Cuando salen mal, todo queda publicado... y borrado con pudor.     Para contextos electorales, esto no pasa como una anécdota. Refleja un modo de funcionamiento sin precisión política ni contención discursiva. Cada “posteo incendiario” puede dejar marcas que no se borran con un tuit borrado, y menos cuando se trata de figuras públicas que se presentan como “alternativa a la casta”.   En comparación, la sobriedad política exige también medir el enojo, analizar la fuente y dar pasos firmes en lugar de proclamas distractoras. Lemoine, en su rol como diputada nacional, debería saberlo.         Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P