Axel Kicillof desembarcó este viernes en Mar del Plata con una campaña dividida entre dos aguas. Primero compartió actos junto a Fernanda Raverta y los candidatos de Fuerza Patria. Luego se sacó fotos con la lista local de Gustavo Pulti, impulsada desde Acción Marplatense. El mensaje fue claro: la unidad peronista está rota.                                                                   Ese gesto desnuda lo que se ve más allá de los discursos: en la Quinta Sección bonaerense, el amalgama entre el cristinismo (representado por Raverta) y el armado del propio Kicillof no logró cerrarse de forma natural. Pulti, cansado de quedar afuera de posiciones de poder, armó su propia lista con foco municipal y dejó en claro que ya no espera avalidad central.   El gobernador, lejos de intentar reconciliaciones, parece jugar a dos frentes con tal de contener cualquier fisura antes del cierre de alianzas. Su paso por el Congreso del Agua y una foto compartida con Katopodis en Mar del Plata, aunque sumaron visibilidad, no ocultaron la decadencia de un peronismo partido entre cristinistas, kicillistas y los que ya no responden desde el centro.   En definitiva, la postal de Kicillof con Raverta y luego con Pulti promete tensión política real en la campaña bonaerense: no hay síntesis a la vista, sino frentes que pugnan por su lugar y su discurso. La unidad, al menos en la Quinta, parece un espejismo electoral.         Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P