El domingo 17 de agosto, por el paso a la inmortalidad del General José de San Martín, Javier Milei hizo lo impensado: se presentó en la Casa Rosada vistiendo indumentaria militar y compartió un almuerzo informal con los Granaderos a Caballo, la histórica unidad de escolta presidencial. No se realizó ningún acto oficial, lo que potenció el carácter simbólico de su presencia. Acompañaron a Milei el ministro de Defensa, Luis Petri —también con uniforme—, la diputada Lilia Lemoine y Macarena Jimena Rodríguez, señalada inicialmente como “CM de Adorni” y aclarada luego como fotógrafa presidencial. Lemoine compartió la fotografía con el presidente y describió esa imagen con: “Hoy […] conocimos al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas”. Este gesto público no fue casual. Milei recibió este año la “Orden Ecuestre Militar de los Caballeros Granaderos de los Andes” —una distinción otorgada por la propia unidad—, un acto que refuerza su vínculo con los simbólicos valores patrióticos que encarna la fuerza.   Este almuerzo y su indumentaria buscan posicionarlo como comandante directo, recuperando una estética militar que apela al orden y a la historia fundacional. Pero lo estratégico parece gravitar más sobre la imagen que sobre un mensaje institucional: no hubo acto público, solo una escenografía íntima en salón cerrado. A días de cerrar listas y en medio de una campaña de sangrientas batallas políticas, reflotar el rol de los dragones de San Martín es una apuesta clara: apelar al patriotismo más sentimental en un argentino sin relato institucional colectivo.           Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P