Una cámara captó la presencia de encapuchados en los alrededores de la carpa presidencial durante el acto en Moreno. No eran militantes ni visitantes: informantes revelaron a La Política Online que se trata de conocidos barras bravas de River, convocados por el armado libertario para generar una simbólica “custodia espontánea” del candidato. La versión coincide con rumores circulantes desde la intendencia local, donde advierten que personas ajenas a La Libertad Avanza fueron movilizadas con esa finalidad.    Esta infiltración desnudó varias grietas: primero, dejó al descubierto el fracaso del Gobierno nacional y provincial para asegurar la seguridad del evento; segundo, hizo evidente que el aparato libertario no solo moviliza votos, sino que negocia con violentos visibles en el mapa político y criminal.   El escenario fue cuidadosamente planeado a pesar de las advertencias de la ministra de Seguridad bonaerense, Patricia Bullrich, y del propio gobierno provincial, que había alertado sobre la deficiencia del lugar y los riesgos logísticos. Los encapuchados, lejos de disuadir, volvieron el acto una postal de desorden y coordinación oculta. (Podés leer:¨Kicillof advierte sobre el acto de Milei en Moreno y Bullrich lo cruza¨).   Cuando el uso de barras bravas se convierte en parte del operativo político, es claro que la grieta ya no es solo ideológica: es estructural y criminal. En Moreno quedó demostrado que la violencia se ofrece como espectáculo, cuando debería representar una amenaza contenida. Esta evidencia radicaliza más el escenario y pone en jaque la legitimidad de un cierre de campaña que buscó mostrar fuerza, pero terminó mostrando complicidad.         Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P