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Los cardenales se preparan para elegir al nuevo Papa en medio de tensiones internas y un clima global incierto

El cónclave que definirá al sucesor de Francisco se dará en un contexto de fuerte polarización dentro del Vaticano, con tensiones entre sectores conservadores y progresistas. Las disputas por el rumbo de la Iglesia y el rol geopolítico del próximo Pontífice condicionan una elección histórica.

  • 08/05/2025 • 07:53

El Vaticano vuelve a ser el centro de atención mundial con la inminente elección de un nuevo Papa. Los cardenales ya se encuentran reunidos en Roma para iniciar el cónclave que determinará quién sucederá a Francisco, en un proceso que no solo definirá el futuro de la Iglesia Católica, sino también su lugar en un mundo cada vez más convulsionado.

La elección papal se da en un contexto particularmente complejo, atravesado por fuertes tensiones internas dentro del propio Vaticano. Mientras que un sector de la curia apuesta por una continuidad con el legado reformista y aperturista de Jorge Bergoglio, otro grupo –más alineado con posturas tradicionales y conservadoras– busca un giro en el rumbo pastoral y doctrinal.

A esto se suma un escenario internacional marcado por conflictos bélicos, migraciones masivas, crisis sociales y una creciente desafección hacia las instituciones religiosas. La figura del próximo Pontífice será clave no solo para ordenar las disputas internas, sino también para redefinir el papel diplomático de la Iglesia frente a potencias como Estados Unidos, China y Rusia.

Según fuentes vaticanas, los nombres que resuenan con más fuerza provienen de América Latina, África y Asia, lo que refleja el avance de las iglesias del sur global en el entramado eclesiástico. Sin embargo, el hermetismo del cónclave y los pactos entre cardenales pueden deparar sorpresas.

El proceso será observado con atención no solo por el mundo religioso, sino también por líderes políticos y analistas internacionales que reconocen la influencia global del Vaticano. El nuevo Papa deberá afrontar desafíos monumentales: recomponer la unidad interna, atender los escándalos de abuso sexual, responder a los cuestionamientos sociales sobre el rol de la mujer en la Iglesia y marcar una postura clara frente a los grandes conflictos del siglo XXI.

Mientras tanto, las expectativas crecen y la mirada del mundo se posa sobre la Capilla Sixtina. Allí, entre silencios y oraciones, se decidirá quién llevará el anillo del Pescador y el peso de guiar a más de 1.300 millones de fieles.