La última encuesta de la consultora Fixer reveló un dato que sacude las certezas de la política tradicional: el 65% de los argentinos considera que la situación económica es mala o muy mala, pero la imagen positiva de Javier Milei se mantiene estable en torno al 49%. A pesar del ajuste, la recesión y el derrumbe del consumo, el presidente conserva un núcleo duro de apoyo que desafía las lógicas clásicas del desgaste. La explicación que encuentran los analistas está en el relato del sacrificio necesario. Milei ha logrado instalar la idea de que “el desastre es heredado” y que para “limpiar el desastre” hay que aguantar el dolor. Ese mensaje, con fuerte carga emocional y tono épico, aún convence a un sector amplio de la sociedad, especialmente en los jóvenes, sectores medios desencantados y votantes del interior. Un país en emergencia social La narrativa del éxito futuro, sin embargo, choca con la dramática realidad cotidiana. Según datos recientes del INDEC y diversas consultoras privadas: La inflación acumulada supera el 80% en lo que va del año, aunque desaceleró en los últimos dos meses. El consumo masivo cayó más de 18% interanual, según Scentia. Los alimentos básicos subieron hasta un 300% en un año: el kilo de pan, el litro de leche y los productos de higiene duplicaron o triplicaron su precio. La pobreza superó el 50% y la indigencia alcanza a casi el 18% de la población, según el Observatorio de la UCA. En el primer trimestre de 2025, cerraron más de 8.000 PYMES por caída de ventas y aumento de costos. El desempleo encubierto —gente que trabaja menos de lo que necesita o lo hace en la informalidad— ya supera el 35%. La recesión impacta de lleno en las provincias, donde la paralización de la obra pública y los recortes de transferencias han desfinanciado programas sociales, planes de infraestructura y servicios básicos como salud y educación.   Milei: blindado por ahora, pero con alerta amarilla Pese a este cuadro, Milei no pierde apoyo. Según Fixer, su imagen positiva subió dos puntos desde abril. Un dato que asombra: uno de cada tres argentinos que considera que la economía está mal, igual aprueba su gestión. En otras palabras, culpan a la “casta” por el presente y confían en Milei para revertirlo. Pero otros estudios pintan un panorama más sombrío para el futuro del presidente. La consultora Delfos reportó que la imagen positiva de Milei cayó 17 puntos en marzo y que la imagen negativa ya supera el 55%. Zuban Córdoba, en tanto, indica que el 70% cree que su economía personal empeoró desde la asunción del libertario. El relato de la motosierra La legitimidad de Milei se sostiene en la idea de que está haciendo lo que nadie se animó. Pero esa narrativa empieza a hacer agua frente a una clase media asfixiada, jubilados que eligen entre comer y medicarse, y una juventud precarizada sin horizonte. Economistas advierten que el modelo ultraliberal puede tener efectos colaterales peligrosos: una caída del PBI superior al 4% en 2025, caída de recaudación, y una bomba social a punto de estallar si no hay medidas de contención. La tensión entre el relato épico de Milei y la realidad material de millones de argentinos será la clave del escenario electoral que se viene. Por ahora, el presidente gana tiempo. Pero el reloj del bolsillo siempre termina marcando la última palabra.