El kirchnerismo intentó avanzar este martes con una sesión clave en el Senado bonaerense para habilitar las reelecciones indefinidas de legisladores e intendentes, pero la movida se derrumbó por falta de quórum. La ausencia de la oposición fue determinante, pero sorprendió el rol activo de Sergio Massa, quien también operó para frustrar la embestida que impulsaban los sectores más duros del peronismo provincial. El operativo, encabezado por la vicegobernadora Verónica Magario, buscaba reinterpretar la ley sancionada en 2016, que limitó los mandatos consecutivos a dos períodos. A través de una jugada legislativa, los senadores del Frente de Todos buscaban modificar criterios para que la cuenta volviera a cero y muchos dirigentes puedan ir por un nuevo mandato en 2025. Sin embargo, todo se vino abajo cuando ni los libertarios, ni los radicales, ni siquiera los referentes del Frente Renovador de Massa bajaron al recinto. Según fuentes parlamentarias, fue el propio exministro de Economía quien llamó a varios legisladores para que se mantuvieran firmes en el rechazo al proyecto. “El peronismo no puede darse el lujo de defender privilegios mientras la gente no llega a fin de mes”, habría dicho Massa, en línea con su nuevo posicionamiento opositor y de perfil moderado. La caída de la sesión representa un fuerte revés para el kirchnerismo bonaerense, que veía en la reelección indefinida una tabla de salvación frente a un escenario electoral incierto. Axel Kicillof, que hasta ahora no se expresó públicamente sobre el tema, quedó en una situación incómoda: presionado por los intendentes, pero consciente del rechazo social que generan este tipo de maniobras. Desde la oposición, la UCR, el PRO y La Libertad Avanza celebraron la “defensa de la institucionalidad”. “No vamos a permitir trampas para atornillarse al poder”, dijo un legislador libertario. En paralelo, intendentes de ambos lados de la grieta ya analizan otras estrategias judiciales para sortear el límite constitucional. La pulseada por las reelecciones promete continuar en los próximos meses. Pero el mensaje de hoy fue claro: en tiempos de crisis, el margen para las jugadas de poder se achica, y hasta los viejos aliados pueden soltar la mano.