Las sirenas de alerta antiaérea sonaron en Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades clave mientras el sistema de defensa israelí interceptaba varios de los proyectiles. A pesar de ello, un misil impactó contra un colectivo vacío en Tel Aviv y dejó al menos cinco heridos por escombros. En respuesta, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron una masiva represalia con bombardeos de gran escala sobre objetivos militares en el oeste iraní. Los blancos atacados incluyeron depósitos de misiles, lanzadores antiaéreos y centros de almacenamiento de drones. Pero la escalada no terminó allí. Israel aseguró haber eliminado a Ali Shadmani, flamante jefe del Estado Mayor iraní y figura clave en el círculo íntimo del líder supremo Alí Khamenei. Este golpe generó preocupación internacional y una inmediata reacción en Teherán, que prometió "una respuesta devastadora".                                   En paralelo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, endureció su discurso: advirtió que tiene localizado al líder supremo iraní, aunque aclaró que "por ahora" no ordenará su eliminación. Los líderes del G7, reunidos de emergencia, pidieron una "desescalada urgente" y exhortaron a Irán a retomar las negociaciones nucleares sin condiciones. La crisis ya lleva cinco días sin señales de tregua. Los analistas temen que este cruce directo entre dos potencias regionales arrastre a otros actores de Medio Oriente a un conflicto de mayor escala.