El Gobierno confirmó la fecha para el debut formal del Consejo de Mayo, el espacio que promete convertirse en el escenario central de la disputa política y sindical de las próximas semanas: será el martes y tendrá como primer gran tema la ansiada —y temida— reforma laboral que impulsa Javier Milei. El cónclave reunirá a funcionarios nacionales, cámaras empresarias, la CGT, movimientos sociales y representantes de las provincias. El oficialismo buscará legitimar el debate para darle respaldo político a los proyectos que en breve enviará al Congreso, en particular aquellos que apuntan a flexibilizar las condiciones de contratación y limitar las multas por despidos. Sin embargo, en el propio oficialismo reconocen que la negociación no será sencilla: los sindicatos anticiparon que rechazarán cualquier intento de eliminar las indemnizaciones y las multas por trabajo no registrado, mientras que los gobernadores del PJ ya advirtieron que defenderán los convenios colectivos vigentes en sus distritos. “La reforma es necesaria para bajar el costo laboral y generar empleo formal. Pero nadie quiere pagar el costo político de enfrentar a la CGT o a las organizaciones sociales”, deslizó un ministro libertario. Para Milei, el Consejo de Mayo es una apuesta fuerte: busca mostrar que, tras la Ley Bases, el Gobierno tiene voluntad de diálogo para avanzar con su plan de transformación económica. Pero en la Casa Rosada admiten que las diferencias internas en la CGT y la debilidad política del PRO en Diputados pueden complicar el trámite parlamentario. El Consejo de Mayo también discutirá la reforma previsional, impositiva y política, pero todas las miradas están puestas en el frente laboral: ahí se jugará buena parte del capital político que el Gobierno cosechó en la reciente votación de la Ley Bases. Por ahora, el escenario está abierto y la tensión latente. Milei quiere su reforma “a la chilena” —rápida y profunda— pero el peronismo sindical promete dar pelea. ¿Habrá acuerdo o nueva guerra caliente en el Congreso?