El empresario, Leonardo Scatturice.   La Cámara de Diputados puso en marcha una comisión investigadora tras revelarse la existencia de un contrato confidencial entre la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y una empresa ligada al ex agente Carlos Scatturice. La firma del contrato, que involucraría sumas millonarias en carácter de gastos reservados, encendió las alarmas tanto por su opacidad como por los silencios posteriores que lo rodearon. Scatturice, conocido por sus vínculos con operaciones de inteligencia durante gobiernos anteriores, aparece ahora en el centro de una trama que involucra posibles desvíos de fondos públicos bajo la excusa de tareas de seguridad nacional. Lo más llamativo es que el contrato nunca pasó por los mecanismos habituales de control administrativo ni por revisiones de la SIGEN o la Auditoría General de la Nación, según confirmaron fuentes legislativas. En el Congreso, legisladores opositores reclaman que se levante el secreto sobre el acuerdo y que se identifique a los responsables políticos de haber mantenido vigente este vínculo durante distintas gestiones, lo que podría incluir a funcionarios de la era Macri, del kirchnerismo e incluso del actual gobierno. Algunos oficialistas, aunque más cautos, también se sumaron al pedido de informes. Las sospechas no solo apuntan a la legalidad del contrato, sino también a su uso real: si fue un mecanismo para canalizar fondos por fuera del presupuesto o si estuvo relacionado con espionaje ilegal u operaciones encubiertas. La posibilidad de que esos fondos hayan servido para financiar tareas no declaradas de inteligencia interna genera fuerte preocupación. En paralelo, comienzan a circular versiones sobre otros convenios similares firmados por la ex SIDE con consultoras o empresas pantalla, en un entramado que podría destapar una red de financiamiento político a través de organismos del Estado.                              El titular de la SIDE, Sergio Neiffert.   La diputada Arrieta citó a Sergio Neiffert a la bicameral de Inteligencia para que explique sus vínculos con el Lázaro Báez libertario. También apuntó a los negocios de Lautaro Neiffert, hijo del jefe de la SIDE.   El caso amenaza con escalar y poner bajo la lupa la herencia opaca del sistema de inteligencia argentino. Algunos legisladores ya comparan la situación con los contratos irregulares detectados durante la época de Stiuso, aunque esta vez con mayor peso político detrás.