La reciente ofensiva militar de Estados Unidos contra objetivos estratégicos en Irán fue presentada por Donald Trump como un éxito rotundo. Según el expresidente, los ataques destruyeron completamente la planta subterránea de enriquecimiento de uranio de Fordow, considerada uno de los pilares del programa nuclear iraní. Sin embargo, un informe exclusivo de CNN revela que las instalaciones nucleares más sensibles no fueron alcanzadas y que la operación tuvo un efecto más simbólico que material. La cadena accedió a fuentes del Pentágono y a reportes satelitales que indican que Fordow no sufrió daños estructurales graves, a pesar del lanzamiento de misiles de precisión. Esta planta, que opera a más de 80 metros bajo tierra, fue diseñada justamente para resistir este tipo de ofensivas. El informe indica que solo fueron impactadas estructuras auxiliares o de superficie, como depósitos y centros logísticos, sin afectar la capacidad de enriquecimiento de uranio. Mientras tanto, el régimen iraní aprovechó la confusión para fortalecer su narrativa de resiliencia, y comenzó una nueva ronda de contactos diplomáticos con interlocutores europeos. Por su parte, la Casa Blanca se llamó a silencio ante las consultas de la prensa internacional, aunque en los pasillos del Congreso estadounidense crecen las dudas sobre la real efectividad del operativo. Este episodio plantea un serio interrogante: ¿fue la ofensiva de Trump una acción táctica o simplemente una maniobra de impacto político? Las próximas semanas serán clave para medir las consecuencias militares y diplomáticas de una escalada que sigue sin una salida clara.