Axel Kicillof reaccionó reservas tras los intensos ataques del Presidente durante el congreso libertario: fue calificado como “pichón de Stalin” y responsable de que “los bonaerenses fueron cagados desde un poste”. Pero lejos de replicar en el terreno verbal, el gobernador eligió un silencio estratégico marcado por la gestión. Desde La Plata, el gobernador inició un recorrido por Chascomús, San Cayetano y Mar del Plata para enfocarse en el territorio y mostrar respuestas concretas en lugar de réplicas. Inauguró un hotel para la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles, y alzó la voz para vincular la caída del turismo local con las políticas económicas nacionales . Kicillof no entró en la pelea presidencial, pero dejó en claro que su herramienta es la gestión: citó una baja de casi 20?% en la llegada de turistas al Conurbano y advirtió sobre la retracción del consumo, la construcción, la industria y el empleo bajo la gestión naciona.                                 Desde su entorno califican el estilo de Milei como uno que “dio resultado”, pero decidieron no replicar con insultos. Sí deslizaron que su réplica será en las urnas, con una campaña ardua hasta las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre y las nacionales de octubre   ¿Por qué esta estrategia? 1. *Al silenciarse, evita entrar en la espiral de agravios* y conserva un tono sobrio. 2. *Refuerza su imagen de gobernador trabajador*, opuesto al estilo provocador de Milei. 3. *Se prepara para la campaña electoral* con un discurso basado en resultados tangibles, no escándalo. Hay, también, un factor clave en las elecciones de septiembre y es la imposibilidad de la expresidenta Cristina Kirchner de ser candidata a diputada provincial, como lo había anunciado antes del fallo de la Corte Suprema a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para el ejercicio de la función pública. Para la contienda del 26 de octubre, Milei ya adelantó que el candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires será el diputado José Luis Espert. Frente a un ida y vuelta agudo impulsado por el Presidente, el gobernador de Buenos Aires eligió responder con gestión: inauguraciones, anuncios de infraestructura y campañas territoriales. Mientras Milei apuesta por la provocación y el insulto, Kicillof juega a mantener el control, priorizar la coherencia y dejar que los números hablen por él. El mensaje está claro: su camino es el trabajo, no la confrontación verbal.