https://x.com/El_Pulso_P Ni los dólares del campo alcanzan para sostener la épica libertaria. Según los últimos datos oficiales, el superávit comercial de junio se desplomó un 52% respecto de mayo, pese a que el agro concretó una de las mayores liquidaciones del año. ¿El motivo? El fuerte aumento de las importaciones, que crecen a ritmo vertiginoso mientras la industria nacional sigue sin despegar.                      El dato golpea de lleno el relato económico del Gobierno. Luis “Toto” Caputo y Javier Milei venían celebrando los números de la balanza como símbolo de “responsabilidad fiscal”, pero la foto de junio mostró el límite del ajuste: sin inversión productiva ni reglas claras para el comercio exterior, el ingreso de divisas no logra consolidar un sendero sostenible. En números concretos, el superávit pasó de 2.656 millones de dólares en mayo a apenas 1.263 millones en junio. Una caída del 52% en un solo mes. El agro liquidó fuerte por presión de necesidades internas y exigencias del Ejecutivo, pero ese empuje no fue acompañado por la economía real. Las importaciones de bienes de consumo, intermedios y vehículos aumentaron con fuerza, empujadas por la baja transitoria del dólar oficial y la flexibilización de licencias. “Es un superávit de cartón”, reconocen off the record en el sector industrial. El problema no es sólo el saldo, sino la estructura del comercio: Argentina vende materias primas y compra manufacturas. Un modelo regresivo que se agrava cuando el Gobierno solo piensa en mantener la caja y desoye a los sectores productivos. Economistas cercanos al oficialismo minimizan la caída como un “reacomodamiento estacional”, pero los privados advierten que la tendencia puede profundizarse si continúa el atraso cambiario, el drenaje de reservas y la caída del consumo. Además, los dólares del agro tienen fecha de vencimiento: la próxima campaña enfrenta incertidumbre climática, costos altos y malestar con las trabas a los pagos de exportación. Con el relato del superávit tambaleando, el Gobierno suma otra señal de alarma en un tablero ya tensionado: inflación que no cede, recesión profunda, caída del empleo y conflictividad social creciente. La economía de Milei empieza a mostrar sus fisuras, y ni el campo —el mismo que apoyó con fuerza su llegada— logra sostenerlo por mucho tiempo más.     ¡No te pierdas ningún detalle de la política argentina y mundial! Síguenos en nuestro canal de WhatsApp: Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P