Nacional

Romero abandona el Senado y Karina lo ofrece como salvavidas institucional

Juan Carlos Romero anunció que no renovará su banca y deja el Senado. En Olivos buscan retenerlo con cargos clave —Ministerio del Interior o Auditoría General— para que actúe como bloqueo a la oposición y salvaguarde los vetos presidenciales. La maniobra subraya la urgencia del oficialismo por mantener control en la Cámara Alta.

  • 06/08/2025 • 14:16

 

El histórico senador nacional Juan Carlos Romero confirmó que no será candidato en octubre y dejará su banca. Su anuncio marca el fin de una carrera de más de cuatro décadas y deja vacante una voz influyente en el peronismo salteño y en el Congreso.


Ante esta salida, desde la Casa Rosada intentan contenerlo políticamente: según LPO, el gobierno le ofreció ocupar el Ministerio del Interior, una cartera reconfigurada como nexo con gobernadores, o presidir la Auditoría General de la Nación, en una jugada para mantener su apoyo legislativo hasta diciembre.


La razón detrás del interés oficial es clara: Romero se transformó en un “dique de contención” dentro del Senado, clave para sostener los vetos presidenciales sobre jubilaciones, moratoria y discapacidad ante la avanzada opositora en Diputados. Su rol político sigue cotizando alto.


Desde el entorno de Romero se afirma que hasta ahora no aceptó ninguna de las propuestas. A sus 75 años, descartó incluso la posibilidad de asumir como ministro de la Corte Suprema debido a la edad límite estipulada por la ley, que ya forzó la salida de Juan Carlos Maqueda.


También trascendió que el armado estuvo respaldado por figuras como Santiago Caputo y los Menem, quienes ven en Romero un aliado estratégico para el oficialismo frente al riesgo del avance opositor en Salta y en otras provincias.


La baja de Romero acelera el reordenamiento interno del bloque oficialista aliado al gobierno. Sin su voz, el Senado enfrenta una transición volátil en plena campaña electoral, cuando cada voto puede hacer la diferencia en la defensa de las leyes vetadas por Milei.

 

Balance político

Qué pierde el gobierno: Un bloque aliado confiable con capacidad de frenar proyectos opositores en el Senado.
Qué gana Romero: Posibilidad de continuar en un cargo clave dentro del Estado nacional, sin competir electoralmente.
Riesgo oficialista: Sin su voto garantizado, los vetos ejecutivos en la Cámara alta podrían quedar desprotegidos frente a la oposición.
 

 

 

 

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