Daniel Scioli, secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, enfrenta un dilema explosivo: mientras los números del turismo caen en picada, el funcionario apunta a los carpinchos como botón de emergencia mediática. Su plan: reubicarlos en islas del Delta o aplicarles vacunas anticonceptivas. Todo, en lugar de encarar la crisis de fondo: falta de subsidios, caída en la conectividad y turismo congelado.    La ironía no escapa: Scioli reconoce que “cumplen funciones ecológicas importantes, como la dispersión de semillas y la regeneración de humedales,” y aun así los empuja al exilio animal. Más que una propuesta técnica, parece una maniobra política: apuntar a los culpables fáciles para desviar la atención del desastre turístico.               -¨Voy a hacer un hospital para carpinchos en Nordelta¨ - Elina Fernández, esposa de Eduardo Constantini.   La resistencia no tarda en llegar. Vecinos de Nordelta y familiares del empresario Eduardo Costantini se plantan: esos carpinchos forman parte del paisaje emocional de la zona, “incluso uno tuvo 12 crías”, recordó Costantini, cuya esposa defendió públicamente a los roedores —incluso barajó construirles un hospital.    Más allá del folklore, la propuesta de trasladar a estos animales roza lo delirante: escapan, cruzan calles y generan reclamos, sí. Pero aislarlos no resolverá el problema estructural. Ni el déficit turístico, ni la inflación, ni la erosión del salario que golpea el bolsillo de destinos como Tigre. Mientras tanto, ¿hasta cuándo será más fácil patear al carpincho que asumir propias responsabilidades? Esto no se arregla con fauna disfrazada de agenda política: se arregla con políticas turísticas, subsidios inteligentes y una visión ecosistémica integral.       Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P