Nacional

De Olivos al cine: entre ajustes y risas con Francella

Mientras el gobierno lidia con bloqueos legislativos y vetos que crujen, Javier Milei recibió a legisladores en Olivos y puso una película de Guillermo Francella. Entre empanadas y bloc de notas, la política se mezcló con una función privada que resume el humor de esta gestión: serios en el discurso, livianos en la práctica.

  • 13/08/2025 • 16:02

En un escenario poco habitual de la política argentina, Javier Milei reunió anoche en la Quinta de Olivos a legisladores fideles de La Libertad Avanza y del PRO para compartir una velada que combinó su plan económico con una proyección de la película Homo Argentum, protagonizada por Guillermo Francella  .
 

                                Cristian Ritondo (Jaime Olivos)   

                                Argentina's President of the Chamber
 

El encuentro comenzó con explicaciones sobre la necesidad de defender los vetos presidenciales al Congreso, y cerró con una sesión privada de cine y empanadas. Un gesto que no pasó inadvertido: en medio de una gestión marcada por el ajuste, los vetos controversiales y las derrotas parlamentarias, el Presidente optó por cerrar el día con risas y un mensaje menos institucional  .
 

La escena no fue elegida al azar: Milei argumentó que Homo Argentum condensa arquetipos nacionales que, según él, son útiles para entender la cultura política y la idiosincrasia local. Su lectura fue expuesta en clave ideológica: un "antiwoke" que logra hilar cine y mensaje político en plena tensión con el poder legislativo  .


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La escena contiene una ironía evidente: mientras el país enfrenta recortes sociales, conflictos sanitarios y rebajas en jubilaciones, algunos legisladores invitados prescindieron de cámaras y celulares, apagaron TVs y se sentaron en el microcine presidencial a mirar cine. Una postal que deja más humo y pop corn que señales de urgencia.
 

Milei, al menos, encontró una forma distinta —¿escapista?— de cerrar el día con su tropa: descrito como simpático, didáctico, incluso distendido. Pero ese abrazo con la cultura popular también podría interpretarse como un escape meditativo: esquivar el calor político con una pausa cinematográfica, donde el guión lo dicta otro.

 

 

 

 

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