Como si repentinamente alguien alguien apretara "pause", Somos Buenos Aires decidió congelar protagonismos locales y, en medio de fracturas internas y cierre de listas tenso, convocar a figuras nacionales para reforzar unidad y presencia. La primera en responder fue Elisa Carrió, quien recorrió la Octava Sección apoyando a Pablo Nicoletti: “sus valores y sentido común son lo que necesita La Plata”, dijo, aportando su sello moral. Se espera además la llegada de Florencio Randazzo y Juan Schiaretti, aunque con más discreción.    Este freno de la interna no es casual. El espacio viene alterado por cierres ajustados, impugnaciones en varias secciones y una campaña que corre contra reloj y contra la polarización bien marcada entre Kicillof y Milei.    Además, el frente se enmarca en una estrategia mayor: la construcción de un "centro nacional" guiado por gobernadores del frente Grito Federal, donde el nombre de Randazzo aparece como chance viable para garantizar coordinación con la futura lista de octubre.    Lo que hay detrás de esta jugada es puro cálculo político: las figuras nacionales no vienen como héroes, sino como "prestamistas ideológicos" para tapar grietas. Carrió viene a ponerle moral, Schiaretti institucionalidad y Randazzo viejos contactos. Pero la base del problema sigue ahí: sin armado territorial fuerte y con listas al límite, llegar a octubre con coherencia será un acto de equilibrio.   En síntesis, hay más simbología que sustancia: un intento de fabricar una estampa nacional con olor a campaña. ¿Sostendrá el frente en distritos adversos o terminará siendo un rictus de unidad de papel, algo más estético que político?         Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P