Francos explicó que se comunicó personalmente con Juez para ofrecerle disculpas por el ataque y lamentar la violencia del mensaje: “No se puede aceptar ni la grosería, ni la forma, ni el fondo de la cuestión”, advirtió. Y calificó la publicación como una “barbaridad” . El tuit fue efectivamente borrado por el influencer, aunque rápidamente volvió a publicar otro con igual tono ofensivo, lo que profundizó el malestar .                                       El enfrentamiento escaló cuando el Gordo Dan respondió con dureza: sacó a relucir el pasado K de Francos, aduciendo que durante la campaña libertaria él “formaba parte del gobierno de Alberto Fernández”. Esto fue acompañado con provocaciones como “no se dejen psicopatear” y “ni un paso atrás, Guille”, en un claro desafío al funcionario .                          Ese intercambio expone una profunda contradicción interna: mientras el Gobierno busca mantener cierta institucionalidad, figuras como el Gordo Dan encarnan una estrategia agresiva y sin filtros que desdibuja los límites. Las críticas del círculo oficial chocan con una militancia digital que celebra la provocación, incluso cuando raya en lo intolerable.   Francos quiso trazar una línea clara: el insulto personal nunca será avalado por la Casa Rosada. Pero el mensaje interno también es evidente: si ser frontal significa cruzar todos los límites, el estilo libertario corre el riesgo de vulgarizar la política y terminar enquistado en la fake furia colectiva.           Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P