Sergio Massa vuelve al centro de la escena política y lo hace con su estilo característico: sin mostrar todas las cartas, pero dejando que se hable de él. Este sábado, encabezará el congreso nacional del Frente Renovador, el espacio que fundó hace más de una década, y allí se espera una definición clave: ¿será candidato, acompañará sin competir o se alejará por completo? En su entorno reconocen que todavía no hay decisión tomada, pero admiten que la presión de los intendentes del peronismo bonaerense crece día a día. Lo quieren encabezando la boleta nacional de Unión por la Patria (o lo que quede de ella) para aprovechar su perfil de dirigente moderado y su experiencia en gestión. El propio Massa alimentó esa expectativa al no cerrar la puerta. “Es momento de debatir ideas, no nombres”, dijo días atrás, pero nadie duda de que la verdadera discusión será sobre su lugar en la futura ingeniería electoral del espacio. Según fuentes cercanas, sobre la mesa hay tres opciones concretas: Encabezar la lista nacional como candidato a diputado para reordenar el bloque peronista desde el Congreso. Asumir un rol de conducción sin competir, como “jefe político” del espacio, cuidando su imagen para 2027. Dar un paso al costado y priorizar su vida personal, opción que hoy parece la menos probable, pero no está descartada.   El congreso servirá además para tomar postura frente a la interna nacional del PJ, donde Massa mantiene diferencias tanto con el kirchnerismo duro como con algunos gobernadores. “No vamos a seguir a ciegas un modelo que ya fracasó”, repiten en el massismo, marcando distancia de Cristina y su círculo. Mientras tanto, la coyuntura lo vuelve inevitable: la crisis económica, los debates por las jubilaciones, el rol de Milei y la fragmentación del peronismo lo empujan a jugar, aunque sea desde otro lugar. En silencio, Massa mide. Y si mide bien, no hay dudas: saldrá al ruedo.