La escena fue digna de una serie de Netflix: gritos, empujones, insultos y hasta piñas volaron en una reunión partidaria de La Libertad Avanza en Santiago del Estero, cuando dos sectores libertarios se enfrentaron por el control de las delegaciones locales del PAMI y la ANSES. Lo que comenzó como una discusión por cargos derivó en un escándalo político que dejó expuestas las feroces internas dentro del oficialismo, que no logra contener la pelea por el reparto de poder. El botín en disputa: el manejo de las "cajas" de los organismos nacionales más sensibles, con presupuestos millonarios y fuerte peso territorial. Los protagonistas del encontronazo fueron dos grupos libertarios con llegada directa a Buenos Aires. Por un lado, los dirigentes cercanos a la diputada nacional Lourdes Arrieta, y por otro, los del senador provincial Carlos Paz, ambos con aspiraciones de quedarse con los puestos clave. La discusión escaló rápidamente y terminó con violencia física, en una postal que retrata el nivel de descomposición interna del espacio. Según testigos, la pelea se desató cuando uno de los referentes locales acusó al otro de “traidor” y de haber negociado los cargos “por atrás” con funcionarios del gobierno nacional. Los insultos subieron de tono y no tardaron en volar sillas y golpes. El escándalo obligó a suspender el encuentro y dejó heridos políticos —y físicos— en ambos bandos. Desde el gobierno de Javier Milei, hasta ahora, prefirieron el silencio. No hubo declaraciones públicas ni intervención desde Nación, aunque fuentes del oficialismo reconocieron en privado que la situación en Santiago del Estero es “inmanejable” y que se analiza intervenir la estructura local de LLA. La crisis expone un problema estructural del armado libertario en el interior: sin conducción clara, con múltiples actores que se disputan cargos y sin institucionalidad partidaria, los territorios se convierten en campo de batalla. Y lo que está en juego, muchas veces, no es la representación política sino el manejo de fondos, contratos y cajas sensibles, como las de PAMI y ANSES. La pelea santiagueña es solo la punta del iceberg. Otras provincias ya reportaron conflictos similares y en la Casa Rosada hay preocupación por el impacto que estas escenas pueden tener en la imagen del gobierno. Por ahora, Milei y su círculo de confianza prefieren no meterse en las internas, pero la guerra por las cajas recién empieza. Y lo que pasó en Santiago es solo un adelanto de lo que se viene.