Cristina Fernández de Kirchner retoma el centro de la escena política. Después de reunirse con Axel Kicillof en el Instituto Patria para definir la estrategia electoral bonaerense, la exmandataria viajará a Corrientes para encabezar un acto clave del peronismo local. El objetivo: alinear al PJ correntino detrás de la candidatura de Martín “Tincho” Ascúa, actual intendente de Paso de los Libres y uno de sus leales. El acto, previsto para este fin de semana, tiene una doble intención: mostrar músculo en el interior y dejar claro que la conducción nacional del peronismo sigue en sus manos, pese a las versiones que la mostraban más alejada del armado político. La elección de Corrientes no es casual: la provincia es uno de los pocos bastiones donde el kirchnerismo aún conserva intendencias y estructuras fieles. La cumbre con Kicillof, celebrada a puertas cerradas, fue leída como un gesto de unidad, pero también como una señal de alarma para el resto del peronismo, en especial para los sectores que aún se referencian en Alberto Fernández o Sergio Massa. Cristina quiere evitar que el PJ llegue fragmentado a las elecciones provinciales y pretende dejar en claro que no tolerará listas paralelas ni “díscolos”. La candidatura de Ascúa, en ese marco, busca mostrar una renovación ordenada y controlada. El intendente de Paso de los Libres es una figura joven, con gestión territorial, que cuenta con el aval directo de La Cámpora y de Cristina. El mensaje es claro: el kirchnerismo quiere copar las listas con leales y desplazar a quienes se mantuvieron tibios o críticos en estos meses de incertidumbre. Desde el entorno de CFK destacan que la visita a Corrientes también servirá para medir el termómetro del peronismo en el litoral, donde las elecciones suelen tener dinámica propia. Cristina llegará con el libreto clásico: defensa de los derechos sociales, crítica al modelo de ajuste y llamados a “volver a enamorar al pueblo”. La presencia de Ascúa junto a la expresidenta no sólo lo consolida como candidato, sino que lo posiciona como el alfil de Cristina en la región, en un contexto de interna nacional cada vez más áspera. El albertismo, mientras tanto, mira desde afuera y acumula derrotas silenciosas. La gira de CFK podría continuar por otras provincias clave en las próximas semanas. Pero lo cierto es que su reaparición marca el pulso de un peronismo que, aunque golpeado, no está dispuesto a ceder el liderazgo sin pelea.