El líder de La Cámpora y diputado nacional Máximo Kirchner salió rápidamente a responder tras la confirmación de la condena a su madre por la Corte Suprema. Calificó la sentencia como una arbitrariedad que no cumple con las "reglas del juego" institucionales, cargando contra un sistema comandado por "poderes económicos" y un “partido judicial” que pretenden disciplinar al peronismo. ¿Proscripción en curso? Máximo denunció que lo que ocurrió no es solo un fallo penal, sino parte de un plan sistemático de proscripción. Según su análisis, la inhabilitación perpetua y la prisión domiciliaria buscan sacarla del tablero político antes de las elecciones legislativas, golpeando la cohesión del peronismo. El peronismo movilizado y en alerta parlamentario Las declaraciones se dieron en simultáneo a los movimientos del oficialismo y el radicalismo, que ya barajan posibles reformas al sistema judicial. Desde la sede del PJ bonaerense, Máximo advirtió: “estas no son las reglas del juego”, una frase que retoma la tradición kirchnerista de invocar principios institucionales cuando se siente ninguneada.; Horizonte electoral: ¿unidad o dispersión? Este timing llega en vísperas de las elecciones de medio término y la eventual habilitación de Cristina como candidata a diputada. La sentencia por Vialidad y su ratificación habilitan una dispersión opositora si finalmente queda fuera de escena. En el oficialismo sostienen que, sin Cristina, el escenario “se atomiza” y abre espacio a figuras más débiles.   Lo que se viene: judicialización y disputa por la Corte Además, el peronismo analiza seriamente una reforma judicial profunda y un posible recambio de miembros de la Corte Suprema, acusada públicamente por Kirchner y su hijo de actuar con intención política y no técnica. El PJ contempla una restructuración institucional para impedir futuros fallos de ese tipo. Máximo Loicaliza un enfrentamiento frontal: “No aceptamos que la justicia imponga sus reglas para proscribirnos”. El discurso busca activar al peronismo, alertar a la militancia y empujar el reclamo por una justicia que no decida fuera del marco democrático. Así, entra en escena una batalla por la institucionalidad, antes que por la calle.