En medio de la feroz interna libertaria y la disputa por el control político en la provincia de Buenos Aires, Elisa “Lilita” Carrió volvió a encender la mecha con una declaración explosiva que sacudió la escena nacional: “Antes de tener de jefa política a Karina Milei, me suicido en el mar de Mar Chiquita”. La líder de la Coalición Cívica eligió una ironía brutal para rechazar cualquier subordinación a "El Jefe", como llaman en el entorno presidencial a la hermana de Javier Milei, artífice de la estrategia electoral libertaria en todo el país. La frase surgió durante una entrevista, en la que Carrió expresó su rechazo absoluto a la concentración de poder que representa Karina Milei dentro del oficialismo. "No pienso someterme a esta conducción autoritaria", habría dicho la chaqueña, según reconstruyeron fuentes presentes en la reunión. El comentario de Carrió llega justo cuando la "lista violeta" –el armado puro libertario que Karina Milei impulsa para las elecciones legislativas de 2025– genera tensiones con exsocios de Juntos por el Cambio. La líder de la CC nunca ocultó su desprecio por las formas y las decisiones de la hermana del Presidente, a quien considera una figura sin legitimidad política para ordenar candidaturas. Desde el círculo de Karina Milei evitaron responder de manera directa a la exdiputada, aunque cerca de la Rosada aseguran que “nadie frenará la lista violeta”. En paralelo, varios aliados radicales y del PRO miran con desconfianza la creciente influencia de la secretaria General de la Presidencia. El enojo de Carrió también expone el malestar en sectores del antiguo JxC ante la ola de expulsiones y desplazamientos que prepara el oficialismo libertario en distritos clave, sobre todo en Buenos Aires. Por ahora, Karina Milei sigue adelante con su armado, sin importar las advertencias o las frases incendiarias de figuras históricas como Carrió, que vuelve a jugar su papel de francotiradora del sistema político.