La guerra en Medio Oriente sigue escalando sin tregua. Este jueves, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron una nueva operación quirúrgica en suelo iraní: un ataque aéreo que eliminó a decenas de militares de la Guardia Revolucionaria cuando intentaban reparar lanzadores de misiles destruidos en los últimos días.             El operativo se realizó en una base militar del oeste de Irán, una zona que había sido blanco de bombardeos israelíes en la ofensiva de la semana pasada. Según fuentes castrenses de Tel Aviv, los ingenieros y soldados persas habían comenzado a restaurar los sistemas de misiles tierra-tierra y antiaéreos, con el objetivo de reanudar los ataques contra territorio israelí. “El enemigo intentó rearmar su capacidad ofensiva, pero fracasó”, afirmaron voceros militares israelíes. Las imágenes satelitales previas al ataque mostraban movimiento de equipos técnicos, grúas y camiones con componentes bélicos. El régimen iraní no confirmó oficialmente las bajas, pero medios locales admitieron que hubo "pérdidas humanas" y "daños materiales considerables". Mientras tanto, la tensión escala: Irán prometió una respuesta “contundente” y llamó a consultas a sus aliados regionales, en una jugada que podría arrastrar a Líbano, Siria y grupos proiraníes en Irak. En paralelo, Estados Unidos y Europa reiteraron su llamado a una desescalada urgente, pero las señales en el terreno apuntan a todo lo contrario: la guerra de desgaste entre Israel e Irán ya entró en una fase sin retorno.