En plena escalada bélica entre Israel e Irán, la Casa Rosada decidió jugar fuerte en el tablero internacional: este domingo expresó su respaldo explícito a la ofensiva militar israelí contra instalaciones estratégicas del régimen persa y, además, condenó con dureza las amenazas recibidas por el argentino Rafael Grossi, titular del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). “El gobierno argentino repudia enérgicamente las intimidaciones contra Grossi y respalda toda acción destinada a garantizar la seguridad de Israel frente a las agresiones de Irán”, dice el comunicado oficial difundido por Cancillería. La declaración llega en un momento caliente, cuando la tensión en Medio Oriente amenaza con un conflicto regional abierto y crece la presión diplomática sobre Teherán.                             El apoyo de Javier Milei no sorprende: desde que asumió la presidencia consolidó un alineamiento sin matices con Estados Unidos e Israel, rompiendo la histórica ambigüedad de la diplomacia argentina en temas de Medio Oriente. De hecho, el mandatario acaba de ordenar reforzar la seguridad en las embajadas israelíes en Buenos Aires y otras sedes diplomáticas, tras advertencias de posibles represalias terroristas de células vinculadas a Irán. El caso Grossi fue la chispa que encendió la reacción oficial. Como jefe de la OIEA, el argentino quedó en la mira de la cúpula iraní por sus advertencias sobre el avance del programa nuclear de Teherán, lo que le valió duras descalificaciones de la prensa oficialista y supuestas amenazas veladas de funcionarios del régimen. “El gobierno argentino lo respalda plenamente en su labor de garantizar la no proliferación nuclear”, insistieron en Cancillería. La postura de Milei marca una nueva etapa en la política exterior nacional: ya no hay equilibrio posible entre Washington y Teherán, ni distancia prudente con el conflicto israelí-palestino. La Argentina toma partido con claridad en favor de Occidente, en línea con la estrategia global de la administración Trump. Para el gobierno libertario, además, esta posición es coherente con el reclamo de justicia histórica por el atentado a la AMIA –atribuido a Hezbollah e Irán– y con el reciente repudio a la designación de un ministro iraní involucrado en esa causa. La jugada tiene costos y riesgos: la tensión con países árabes podría complicar exportaciones agroindustriales y negocios con mercados islámicos. Pero Milei y su canciller Diana Mondino eligieron no especular: “El apoyo a Israel y a la seguridad nuclear es innegociable”, dijeron cerca del Presidente. El conflicto en Medio Oriente escala día a día y la Argentina, esta vez, ya no se queda al margen.