Israel confirmó este martes que pondrá fin a su ofensiva militar contra Irán, iniciada el pasado 13 de junio, tras aceptar la propuesta de alto el fuego promovida por el presidente estadounidense Donald Trump. El anuncio llega en un contexto de máxima tensión regional, con violaciones cruzadas al acuerdo y con una tregua que pende de un hilo. Trump, antes de partir hacia la cumbre de la OTAN en La Haya, expresó públicamente su “decepción” por los recientes ataques y pidió contención tanto a Israel como a Irán. "Por favor, no lo violen", declaró en alusión al acuerdo, mientras intentaba consolidar su rol como mediador central del conflicto. Sin embargo, apenas horas después del inicio formal del alto el fuego, Irán lanzó un misil balístico sobre la ciudad israelí de Beerseva, provocando la muerte de al menos cuatro personas. En respuesta, Israel bombardeó objetivos estratégicos en el norte de Irán, entre ellos un radar militar a las afueras de Teherán y un complejo vinculado al programa nuclear del régimen islámico. A pesar de las represalias, la Oficina del Primer Ministro israelí emitió un comunicado asegurando que el país *"no realizará nuevos ataques"* tras una conversación directa entre Trump y Netanyahu. El texto detalla que las acciones recientes fueron *"respuestas proporcionales a violaciones puntuales"* del alto el fuego por parte de Irán, y reafirma la voluntad de Tel Aviv de mantener la tregua, siempre que Teherán cese los ataques. Del lado iraní, el canciller Abás Araqchí negó que exista un acuerdo formal firmado, aunque dejó abierta la puerta a una desescalada. “No continuaremos con las acciones militares si cesa la ofensiva israelí”, afirmó desde Teherán. Sin embargo, el tono de su declaración evidenció la fragilidad de los compromisos asumidos.                             En las últimas 48 horas, los ataques dejaron al menos nueve muertos en territorio iraní y cuatro en Israel. Además, se reportaron daños en infraestructura crítica en Teherán y en zonas residenciales del sur israelí, donde las sirenas de alerta volvieron a sonar durante la madrugada. La comunidad internacional sigue con atención la evolución del conflicto. La Unión Europea, China y Rusia emitieron llamados a la paz, mientras que la ONU advirtió que “cualquier escalada podría tener consecuencias devastadoras en toda la región”. Trump, en tanto, se juega su capital político en sostener la tregua y evitar que la crisis escale en plena campaña electoral. El presidente norteamericano busca proyectarse como garante de estabilidad global, aún en escenarios donde la diplomacia parece agotada.