A pocas horas de un nuevo aniversario del atentado a la AMIA, la política exterior de Javier Milei vuelve a quedar bajo fuego. Esta vez, no por un gesto provocador del presidente, sino por una nueva advertencia del régimen iraní, que lanzó dardos directos contra la Casa Rosada y elevó el tono de una disputa diplomática que no deja de escalar. Las tensiones con Irán no son nuevas. Desde el comienzo de su mandato, Milei se alineó de manera automática con Estados Unidos e Israel, rompiendo puentes históricos con ciertos países del Medio Oriente. Pero la situación se agravó tras su decisión de catalogar formalmente a la Guardia Revolucionaria Iraní como organización terrorista, una jugada que enardeció a Teherán y que fue recibida con fuertes declaraciones por parte de su Cancillería. Ahora, en la previa del acto por la AMIA, Irán redobló la apuesta: a través de voceros diplomáticos y medios estatales, acusó a Milei de “servilismo extranjero” y advirtió que la Argentina “no debe prestarse a operaciones geopolíticas diseñadas en Washington”. Aunque sin menciones directas al evento, el timing del mensaje fue más que elocuente. El Gobierno argentino, por ahora, eligió no responder. La situación genera preocupación tanto en Cancillería como en sectores de Inteligencia. Por un lado, se teme que las declaraciones iraníes sean parte de una ofensiva mayor, con posibles implicancias en la seguridad del acto conmemorativo, en el que se espera la presencia de altos funcionarios y delegaciones extranjeras. Por otro, crece la inquietud en los cuerpos diplomáticos ante la improvisación con la que Milei lleva adelante su política internacional. En este contexto, el oficialismo quedó atrapado entre el endurecimiento discursivo y la falta de estrategia real. La figura de Diana Mondino aparece desdibujada, sin capacidad de contención ni manejo de crisis, mientras el Presidente se refugia en sus vínculos personales con Benjamín Netanyahu y Donald Trump, incluso a costa del aislamiento regional. Mientras tanto, familiares de las víctimas del atentado a la AMIA observan con angustia el juego geopolítico. Algunos sectores celebran la dureza del Gobierno hacia Irán, pero otros alertan sobre el uso político de una tragedia nacional para alimentar posicionamientos ideológicos que pueden tener consecuencias reales para la seguridad del país. Con este nuevo capítulo, Milei suma otra crisis autogenerada en el tablero internacional. Su obsesión por “el eje Tel Aviv–Washington” puede convertirlo en protagonista de un conflicto que excede largamente las fronteras argentinas y cuyas derivaciones aún son imprevisibles.         ¡No te pierdas ningún detalle de la política argentina y mundial! Síguenos en nuestro canal de WhatsApp: Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P