En el mismo día en que se agravaba la crisis previsional y se vetaban leyes a favor de jubilados y personas con discapacidad, el Gobierno firmó la Resolución Conjunta 63/2025, autorizando un significativo aumento salarial para las fuerzas militares y la Policía de Establecimientos Navales. La norma fue publicada en el Boletín Oficial con la rúbrica del ministro de Economía Luis Caputo y del ministro de Defensa Luis Petri, y reglamenta un ajuste escalonado entre junio y noviembre de 2025. Para los oficiales superiores, los incrementos no son menores: un Teniente General, Almirante o Brigadier General pasará de $2.647.231 en junio a $2.809.917 en noviembre, mientras que un Teniente Coronel o su equivalente naval verá su salario subir de $1.638.026 a $1.738.692 en el mismo período. El aumento también alcanza a tropa, oficiales subalternos y suboficiales, así como a todo el escalafón naval. Este ajuste sigue al anterior otorgado en abril de 2025, que había contemplado el pago retroactivo de sueldo de marzo a mayo mediante la Resolución 24/2025. Allí se establecieron haberes como $846.017 para Teniente o Teniente de Corbeta y $613.548 para Voluntarios Primera, incluyendo el aguinaldo. La medida se dictó sobre la base del análisis de la Comisión Técnica Asesora de Política Salarial del Sector Público, junto al asesoramiento jurídico de Defensa y Economía. Oficialmente, se justificó como una “adecuada jerarquización” del personal militar.                  Pero el contexto pone en tensión esta prioridad: mientras decenas de sectores enfrentan ajustes (jubilados, educación, discapacidad, clubes del interior), el Ejecutivo eligió una subida salarial puntual a fuerzas de seguridad y militares. El contraste resulta inevitable: las fuerzas Armadas ganan el ajuste completo, mientras organismos estatales y centrales ven reducciones presupuestarias. Este desbalance coincide con la campaña electoral de Milei, que busca mostrarse firme ante la inseguridad y alinearse simbólicamente con las fuerzas de orden. Este movimiento exhibe una lógica clara: priorizar el respaldo institucional y simbólico de los militares antes que garantizar aumentos previsionales o una política social inclusiva. Las fuerzas nacionales, aunque numéricamente pequeñas, emergen como beneficiarias de ajustes electorales mientras otros sectores permanecen en vilo.       Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P