No pasaron ni dos horas desde que la Corte Suprema ratificó su condena por corrupción en la emblemática causa Vialidad, y Cristina Fernández de Kirchner decidió enviar un mensaje claro, desafiante y cargado de indignación: "No me proscriben porque sí, lo hacen porque represento a las grandes mayorías que siempre ganaron en las urnas", lanzó en un breve discurso difundido por sus redes sociales. Acompañada por dirigentes de su círculo íntimo en el Instituto Patria, la ex mandataria sostuvo que la resolución judicial "no tiene nada de jurídico y todo de político", en lo que consideró un operativo coordinado entre la Justicia y sectores del poder económico para bloquear cualquier chance de regreso del kirchnerismo a la Casa Rosada. "Esto es proscripción, no justicia. Es una decisión que busca ponerle un cepo a la voluntad popular", disparó. Cristina apeló a su electorado más fiel con frases cargadas de simbolismo: "Si estoy acabada, como dicen los medios y los trolls, ¿por qué no me dejan competir? ¿Por qué no me derrotan en las urnas? Porque saben que ganaríamos", insistió en un mensaje que ya generó reacciones tanto en el oficialismo como en la oposición. Y agregó: “En realidad, a este cepo no lo ponen este triunvirato de impresentables que funge como una ficción de la Corte Suprema, no se confundan, son tres monigotes que responden a mandos naturales muy por arriba de ellos. Que nadie se confunda. Tampoco es la oposición. Es el poder económico concentrado de la República Argentina, compañeros y compañeras. Ese que cuando se produjo el intento de magnicidio aquel primero de septiembre a los pocos días tituló ‘La bala que no salió, pero el fallo que sí saldrá’. En tapa. Más clarito echale agua”. En la Rosada optaron por el silencio. Milei no habló públicamente, aunque sus voceros celebraron en privado lo que consideran "el fin de la impunidad K". Sin embargo, cerca de Karina Milei se muestran preocupados por el posible rebrote de tensión social que puede provocar la condena. “No queremos mártires, queremos orden institucional”, deslizó un funcionario libertario. Por el lado del peronismo, Axel Kicillof, Verónica Magario y Máximo Kirchner se solidarizaron con la ex presidenta. La CGT, en tanto, mantiene posturas divididas: mientras Pablo Moyano pidió paro general, los "gordos" de los grandes gremios evitaron definiciones contundentes. Además, Cristina vinculó su condena con la actualidad regional: “Esto es como Ecuador y Bolivia. No es la corrupción lo que se castiga: es la representación popular”, sostuvo, en alusión a los casos de Rafael Correa y Evo Morales. También dejó abierta la puerta a recurrir a tribunales internacionales: “No me van a doblegar”, dijo. El fallo de la Corte no solo la deja fuera de la cancha electoral —por estar confirmada la pena de inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos— sino que además refuerza la fractura interna del PJ, que ahora deberá definir una nueva figura que intente sostener la bandera del kirchnerismo sin su líder principal en competencia. En este contexto, la militancia salió a las calles en señal de protesta. Plaza de Mayo y el Congreso fueron escenarios de concentraciones espontáneas en rechazo a la condena. Los organizadores preparan una gran movilización nacional para el fin de semana, bajo la consigna “Con Cristina no se jode”. Mientras tanto, la pregunta sigue flotando en el aire: ¿nace el “cristinismo sin Cristina”? ¿O es este el principio del fin para el kirchnerismo como fuerza política determinante? La crisis apenas comienza.