El Gobierno de Javier Milei celebró con mesura la histórica decisión de la Corte Suprema que confirmó la condena a Cristina Kirchner en la causa Vialidad. Aunque evitó declaraciones oficiales directas en Casa Rosada, el propio Presidente no pudo contenerse y envió un mensaje en sus redes sociales: “Justicia. Fin PD: La República funciona y todos los periodi$ta$ corrupto$, cómplices de político$ mentiro$o$, han quedado expuestos en sus opereta$ sobre el supuesto pacto de impunidad””, publicó en X (ex Twitter), en una frase que rápidamente se viralizó. En Balcarce 50 y en los principales despachos libertarios se vivió un clima de satisfacción: consideran que se cerró, al fin, una etapa de la política nacional dominada por el kirchnerismo y su liderazgo absoluto. “La Justicia habló. Ahora empieza una nueva Argentina sin impunidad”, deslizó un alto funcionario libertario. Patricia Bullrich, por su parte, fue más directa: “Por fin la Justicia hace su trabajo. La corrupción no puede quedar impune”, remarcó en declaraciones públicas, acompañando la línea del Presidente. Sin embargo, dentro del propio oficialismo afloran las dudas. Algunos asesores y analistas temen que este fallo, lejos de clausurar el ciclo kirchnerista, sirva para revitalizar a la militancia peronista y provoque un reordenamiento de la oposición. “El peligro es que Cristina pase de ser la jefa de un espacio agotado a transformarse en una víctima del sistema”, reconoció un funcionario con acceso diario al despacho presidencial. En este contexto, las calles ya empiezan a calentarse: la CGT, los movimientos sociales y agrupaciones kirchneristas convocaron a movilizaciones en apoyo a la ex presidenta, que busca instalar la idea de “proscripción” para victimizarse ante la opinión pública. La Rosada teme que el fallo unifique al PJ detrás de figuras como Axel Kicillof o Sergio Massa, quienes ya trabajan en la reconstrucción de una alternativa opositora tras la caída judicial de su principal referente. Además, advierten que el fallo puede tener efectos imprevistos en el electorado independiente: “No queremos un ‘Lula argentino’. Si instalan que fue una proscripción, la jugada puede salirnos cara en 2025”, admitió un operador libertario. Por ahora, Milei apuesta al silencio institucional, más allá de su posteo explosivo en redes. Sabe que cada palabra de más puede alimentar la épica kirchnerista de la “persecución política”. El oficialismo ganó una batalla en los tribunales. Pero el riesgo de perder la guerra electoral sigue latente.