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Tensión máxima en la CGT: internas al rojo vivo y un posible regreso al modelo Ubaldini

La central obrera atraviesa su peor crisis de conducción en años. La figura de Hugo Moyano reaparece con fuerza, mientras un sector impulsa el histórico esquema de elección directa de líderes. Las provincias y la Casa Rosada, en alerta.

  • 22/06/2025 • 16:06

La CGT hierve. En el histórico edificio de Azopardo, las reuniones son cada vez más tensas, las chicanas vuelan sin disimulo y las diferencias internas estallan a la vista de todos. Tras la fallida marcha de apoyo a Cristina Kirchner –donde buena parte de la cúpula sindical evitó dar el presente–, la central obrera quedó al borde de una fractura profunda. La crisis es tal que ya algunos gremialistas de peso proponen reflotar el modelo de conducción única que impuso en los 80 Saúl Ubaldini, con voto directo de los delegados.

El factor detonante fue la pelea entre Hugo Moyano y su hijo Pablo. Mientras el histórico líder camionero dejó trascender su rechazo a la estrategia kirchnerista de copar la CGT con figuras de La Cámpora, su heredero insiste en ese rumbo, generando desconfianza en los sectores tradicionales y en los gremios de servicios, hoy alineados con Luis Barrionuevo.

“Así no se puede seguir. No hay conducción, no hay voz fuerte frente al Gobierno ni ante Milei. Volver al modelo Ubaldini puede ser la salida para frenar esta decadencia”, confesó a Infobae un dirigente metalúrgico que participó de la última cumbre secreta en Mar del Plata.

Las diferencias son múltiples: algunos empujan una central obrera más combativa ante la reforma laboral que impulsa la Casa Rosada, mientras otros –como el sector de Sanidad o Comercio– apuestan a negociar beneficios parciales con el Ejecutivo. La división también es generacional: los “viejos” de los gremios industriales contra los “jóvenes” del kirchnerismo sindical.

El problema es que la Casa Rosada sigue con atención esta puja: Milei necesita un interlocutor claro para cerrar el capítulo laboral del Pacto de Mayo. Sin una CGT fuerte, peligra la mesa de negociación que Caputo y Bullrich planean para destrabar la reforma laboral antes de diciembre.

Mientras tanto, gobernadores y barones del PJ bonaerense presionan por una central ordenada que no rompa con el Ejecutivo nacional: “Si la CGT va al choque total con Milei, el peronismo pierde margen para negociar gobernabilidad”, advierten en La Plata.

La idea de reinstaurar el “modelo Ubaldini” –con un único jefe fuerte, legitimado por los delegados y sin triple conducción– empieza a tomar cuerpo en las charlas reservadas. Moyano padre no oculta su deseo de volver a ese formato... ni su intención de bendecir a un sucesor que no sea Pablo.

El clima en Azopardo es denso. Y todo indica que el congreso ordinario del próximo trimestre será escenario de una definición histórica: o resurge una CGT fuerte, o la fractura puede convertirse en un hecho consumado.

En este tablero, el Gobierno mira, espera... y apuesta a una CGT que no estalle. Por ahora.

 

                Protestas del Sindicato de Sanidad
                Protestas del Sindicato de Sanidad ante un sanatorio porteño