La *Confederación General del Trabajo (CGT)* comenzó a moverse en silencio para preparar la renovación de su conducción prevista para noviembre. Con la figura de *Axel Kicillof* en ascenso dentro del universo sindical y la presión interna por aggiornar la estructura de mando, la central obrera transita semanas de deliberación, estrategias cruzadas y especulaciones sobre su futuro posicionamiento frente al gobierno de *Javier Milei*. En un encuentro informal celebrado días atrás en la sede de UPCN, comenzaron a circular nombres, tensiones y líneas de acción de cara al congreso de renovación que la CGT debe celebrar en los próximos meses. Si bien los actuales secretarios generales *Héctor Daer, **Pablo Moyano* y *Carlos Acuña* mantienen presencia, muchos dentro del sindicalismo consideran que el tiempo de un recambio está llegando. Entre las alternativas aparecen dirigentes como *Andrés Rodríguez* (UPCN), quien ya expresó su respaldo político a Kicillof y anticipó que “la CGT va a estar donde haya que defender derechos”. También ganan terreno figuras más jóvenes como *Sergio Romero* (UDA) o *Cristian Jerónimo* (vidrio), aunque no todos logran reunir consenso suficiente como para ocupar el sillón principal.                               En paralelo, sectores más combativos, cercanos a *Moyano*, insisten en que la CGT debe tomar una postura más frontal contra Milei, no solo por las medidas de ajuste, sino también por el intento de “disciplinamiento” sindical desde el Gobierno. “La pasividad no va más”, repiten puertas adentro. Otro factor que tensa el debate es el peso del interior del país. Delegaciones de provincias como Córdoba, Santa Fe, Tucumán y Mendoza exigen mayor representación en la mesa chica y condiciones de mayor federalismo, algo que fue postergado en congresos anteriores. El posicionamiento político también divide aguas. Algunos sectores dentro de la CGT buscan respaldar al peronismo, pero sin quedar presos del internismo entre *Kicillof* y *Máximo Kirchner*. Otros, más pragmáticos, plantean mantener una “distancia crítica” del oficialismo, sin romper puentes del todo, pero tampoco avalar la agenda del Ejecutivo. Lo cierto es que la central obrera se juega mucho más que una lista de autoridades. Está en juego su rol frente al nuevo escenario político, su capacidad de representar al mundo del trabajo en tiempos de motosierra, y su relación con un Gobierno que intenta acorralar a las organizaciones gremiales. El congreso para elegir autoridades todavía no tiene fecha definitiva, pero el movimiento interno ya está en marcha. La CGT, en modo precalentamiento, empieza a mover sus fichas en un tablero cada vez más áspero.     SEGUINOS EN NUESTRO CANAL DE WHATSAPP PARA ESTAR SIEMPRE ACTUALIZADO https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M