Macroeconomía

Toto Caputo simula superávit

El ministro de Economía les pisa USD 2.000 millones a los exportadores, retiene divisas claves para la producción y posterga pagos al campo e industrias para mostrar una foto fiscal ficticia. Los exportadores están al límite y crecen las tensiones con sectores clave de la economía real.

  • 15/07/2025 • 17:10

En la Argentina de Milei, las urgencias fiscales mandan y las consecuencias las paga el entramado productivo. Luis "Toto" Caputo, el cerebro económico del Gobierno, volvió a jugar fuerte: en su afán por mostrar un superávit fiscal que calme a los mercados, mantiene pisados más de 2.000 millones de dólares que deberían haber ingresado al circuito comercial.

Para mantener el superávit fiscal y ante la falta real fondos. El gobierno no estuvo realizando los pagos  de las retenciones ni los recupero de de IVA a las empresas exportadoras.
El atraso por parte del gobierno dependiendo los casos llega a los 8 meses.

Según la información recabada por El Pulso Político, en el gobierno se encuentran analizando la posibilidad de lanzar un bono para poder pagar a los exportadores o plantear a partir de Octubre un plan de pagos en cuotas, para reintegrarles el dinero a las empresas. 

 

                       

 

La estrategia es clara: postergar devoluciones y liquidaciones de exportaciones para engrosar transitoriamente las cuentas fiscales. Los principales afectados son los productores agroindustriales, mineros y pymes exportadoras, que ven frenado su ciclo de reinversión mientras el Gobierno acumula reservas contables para mostrar orden macroeconómico. Pero es una paz frágil: cuanto más se tensa la cuerda, más cerca está el estallido.

Desde la Mesa de Enlace advierten que esta maniobra no sólo debilita al campo en plena campaña, sino que genera desconfianza y retrasa decisiones de siembra, venta y logística. "Si no sabemos cuándo vamos a cobrar, no podemos planificar ni producir", dijeron desde una de las entidades. En el sector minero la situación es similar: empresas que exportan litio y oro tienen pagos demorados o directamente trabados por decisiones del BCRA alineadas con Caputo.

La trampa tiene un efecto colateral: la caída de confianza. En los pasillos del mercado se empieza a hablar de "superávit trucho", una foto maquillada que no refleja la tensión que atraviesa la economía real. Economistas advierten que este tipo de maniobras puede derivar en más informalidad, menos exportaciones declaradas y un mercado de cambios todavía más distorsionado.

El cortoplacismo de Caputo, que ya tuvo consecuencias graves en el pasado, vuelve a repetirse. La necesidad de mostrar logros rápidos ante el FMI y los inversores está empujando al Gobierno a decisiones de alto riesgo. El propio Fondo observa con cautela estos movimientos: sabe que sin crecimiento ni ingreso genuino de divisas, el "superávit" no es sustentable.

Mientras tanto, los exportadores siguen esperando. Y la economía productiva, lejos de avanzar, empieza a mostrar signos de parálisis. Una vez más, la Argentina ajusta hacia los que producen y generan riqueza, mientras el relato de la motosierra intenta sostener una estabilidad que se escribe con tinta invisible.

 

 

 

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