La Fórmula 1 se vistió de celeste y blanco en las calles del Principado. Tras su primera conquista en el Gran Premio de Mónaco, Lando Norris bajó del podio con una sonrisa y una solicitud de alto voltaje para los fanáticos argentinos: “Soy un gran amigo de Franco, así que si alientan a Franco, deberían apoyarme a mí” . El británico, que le arrebató la pole y la victoria a Charles Leclerc en el último segundo, se ganó un lugar en el corazón de los hinchas que corren al ritmo de la Albiceleste. Fue en la rueda de prensa post-carrera donde Florencia Andersen destacó la legión de fanáticos argentinos en su base de seguidores. Entre risas, Norris se acordó del vínculo con Franco Colapinto, el pilarense que corrió con Alpine y dejó su huella al escalar desde el puesto 18 hasta el 13º lugar. Ese gesto desarmó el muro de la rivalidad y convocó a los fanáticos de potrero a potrero de asfalto: “¡Vengan todos al McLaren!”, pareció gritar desde el micrófono. No es la primera vez que Norris siente el cariño de los hinchas albicelestes. En el GP de Brasil, las tribunas de Interlagos explotaron en blanco y celeste cuando el británico pasó por el giro protocolar, y él mismo corrigió a la transmisión: “No es para mí, es todo por Franco”. Esa alianza improbable entre un crack europeo y la pasión argentina es hoy una bandera que une paddock y tribunas. Con la lucha mano a mano por el título del Campeonato de Pilotos más apretada que nunca, Norris no solo acelera en pista: también juega de local donde flamea la Albiceleste. Porque en este Mundial de potencia y velocidad, el rugir de los motores se mezcla con el de los hinchas que saben que, un buen amigo de Colapinto, también puede ser el suyo.