Luego de la dura derrota en la Cámara de Diputados, donde el oficialismo no logró frenar el tratamiento de la ley de emergencia en pediatría y quedó expuesto en su capacidad de articular apoyos, el gobierno de Javier Milei busca recomponer puentes. El encargado de hacerlo es Guillermo Francos, quien prepara una reunión clave con gobernadores de diversos partidos en la Casa Rosada. La cumbre será parte de una estrategia que intenta contener los crecientes reclamos del interior, en especial tras el pronunciamiento del Consejo Federal de Inversiones (CFI), donde varios mandatarios provinciales —incluso aliados circunstanciales del oficialismo— expresaron su malestar por el manejo unilateral del Poder Ejecutivo y la falta de respuestas concretas. Según confirmaron fuentes de Interior, la convocatoria se haría efectiva la semana próxima y buscará “abrir un canal político real con los gobernadores”, muchos de los cuales ya empiezan a impacientarse por la caída de transferencias, el congelamiento de la obra pública y la incertidumbre respecto a los próximos pasos del Gobierno. La derrota en Diputados, que dejó al oficialismo sin margen para bloquear leyes incómodas, encendió todas las alarmas. En la Rosada entienden que el bloque libertario carece del volumen legislativo para resistir sin acuerdos, y que las tensiones con los gobernadores solo empeoran ese escenario. Uno de los objetivos centrales de Francos será explorar consensos que puedan sostener la viabilidad de la gestión hasta el recambio legislativo de 2025, además de intentar contener eventuales fugas de votos en el Congreso ante proyectos sensibles como los vinculados a salud, educación o jubilaciones. Aunque no se confirmó el listado completo de invitados, se espera la presencia de mandatarios de Juntos por el Cambio, de bloques provinciales y hasta algunos peronistas dialoguistas, quienes vienen demandando más participación en la toma de decisiones. “Sin plata ni votos en el Congreso, lo que queda es la política”, deslizó un funcionario cercano a Francos, marcando el giro forzado del Ejecutivo tras meses de confrontación frontal con todos los actores del sistema. En paralelo, algunos gobernadores ven la movida con cautela. “No queremos más fotos vacías”, dijo uno de ellos a El Pulso Político, sugiriendo que, si no hay recursos o cesión real de poder, la reunión podría terminar siendo solo una puesta en escena más. El escenario de fondo es claro: el Gobierno necesita gobernabilidad, y los gobernadores, previsibilidad. La mesa está servida, pero el resultado dependerá de algo que hasta ahora escaseó: diálogo político real y acuerdos sostenibles.