En una decisión que generó más risas que certezas, la Oficina Anticorrupción (OA) resolvió archivar la denuncia contra Javier Milei por su presunto respaldo a la financiera Libra, que ofrecía intereses astronómicos antes de colapsar. El motivo: el presidente habría actuado como "ciudadano privado" cuando promocionó la firma en redes, y no como jefe de Estado. La resolución asegura que los tuits en cuestión datan de momentos anteriores a su asunción y que no hay evidencia de conflicto de intereses. “No hay responsabilidad administrativa porque Milei aún no era funcionario”, concluye el dictamen. Así, la OA que dirige un funcionario alineado con el oficialismo, le dio vía libre al libertario, pese a la controversia que generó el escándalo. En los mensajes que encendieron la polémica, Milei hablaba maravillas de Libra, una fintech que ofrecía hasta 18% mensual en dólares, algo que muchos ahorristas entendieron como una garantía presidencial encubierta. Tras el derrumbe del sistema y denuncias por estafa, surgieron múltiples reclamos para que se investigue su rol. La decisión de la OA no sólo genera suspicacias por su timing, sino también por el antecedente institucional que sienta: ¿puede un presidente opinar sobre temas económicos sin ninguna consecuencia si lo hace “desde su cuenta personal”? ¿Dónde termina Milei influencer y empieza Milei presidente? Desde la oposición no tardaron en reaccionar. “Una tomada de pelo. Es presidente las 24 horas, no cuando le conviene”, ironizó un diputado radical. Otros dirigentes advirtieron que la OA se está convirtiendo en una escribanía oficial, más interesada en proteger al poder que en velar por la transparencia. Mientras tanto, la financiera Libra sigue envuelta en denuncias y ahorristas estafados buscan respuestas. Milei, lejos de retractarse, sigue tuiteando con la misma furia de siempre, aunque ahora con inmunidad. El caso deja una conclusión incómoda: en la Argentina 2025, podés ser presidente y zafar si firmás como influencer.