Cristina Fernández de Kirchner sorprendió este viernes al confirmar que se presentará voluntariamente ante la Justicia el próximo miércoles para quedar detenida, tras la condena firme en su contra por corrupción en la causa Vialidad. La ex mandataria decidió dar este paso con el objetivo de evitar un espectáculo mediático y mostrar "respeto por las instituciones", según afirmaron desde su entorno. "El miércoles me presentaré donde indique el tribunal", anunció Cristina a través de un comunicado difundido por sus abogados. La confirmación generó un fuerte impacto en el mundo político, donde el oficialismo celebró la noticia como el cumplimiento de la ley, mientras el kirchnerismo duro denunció una "persecución judicial inédita" en democracia. La ex vicepresidenta aguarda todavía la definición de la Corte Suprema respecto a su pedido de prisión domiciliaria, una solicitud que su defensa fundamenta en su edad (71 años) y su estado de salud. Sin embargo, fuentes judiciales anticipan que no será fácil la concesión de ese beneficio, tras la presión de sectores de la política y de la propia Cámara de Casación para endurecer las condiciones de detención. En paralelo, el Gobierno nacional monitorea de cerca los movimientos de militantes y dirigentes que preparan movilizaciones para acompañarla en la previa de su entrega. La Casa Rosada busca evitar que la situación derive en incidentes o en una escalada de tensión en las calles, especialmente en un clima de alta polarización social. Algunos sectores del peronismo ya dieron señales de respaldo a Cristina, aunque desde el Partido Justicialista no hubo una postura unificada. Mientras figuras como Axel Kicillof y Guillermo Moreno se solidarizaron con la ex presidenta, otros, como Sergio Massa, prefirieron mantener el silencio o marcar distancia del conflicto judicial. Por su parte, desde el oficialismo celebraron la decisión como "una muestra de que en la Argentina nadie está por encima de la ley", pero también admitieron, en reserva, que la situación podría tener impacto electoral negativo, al revivir viejas divisiones que Milei intenta superar en su agenda de reformas. El miércoles será una jornada histórica: por primera vez una ex presidenta democrática se entregará para cumplir una condena efectiva por corrupción. ¿Final o renacimiento?