El conflicto político y simbólico en torno a la figura de Cristina Kirchner sumó este sábado un nuevo capítulo en las calles del barrio de Constitución. Por segunda vez en una semana, el Gobierno de la Ciudad desplegó un operativo de limpieza en los alrededores del edificio donde la ex presidenta cumple prisión domiciliaria. La acción fue ejecutada por personal de Higiene Urbana y consistió en retirar carteles, pancartas, banderas y cartas de apoyo que la militancia había colgado en las rejas y veredas de la calle San José. Según confirmaron fuentes de la administración porteña a El Pulso Político, la decisión responde a la "necesidad de mantener el orden y la limpieza del espacio público", pero desde el kirchnerismo la interpretaron como un gesto de hostilidad política. “No respetan ni las muestras de afecto popular. Quieren borrar la expresión del pueblo como si fuera basura”, se quejó un dirigente de La Cámpora ante este medio, mientras en redes sociales comenzaron a circular videos del operativo con críticas a Jorge Macri. Desde el Ejecutivo porteño aclararon que no hubo intervención policial y que el procedimiento se limitó a tareas de higiene urbana. Sin embargo, en el entorno de Cristina deslizan que la medida es parte de una estrategia para "aislarla y minimizar su centralidad política" mientras cumple la prisión domiciliaria ordenada por la Justicia.                          El operativo de limpieza coincidió con la aparición de un grupo de mujeres que se manifestaron con tobilleras simbólicas de flores frente al domicilio de la ex mandataria, en un gesto de solidaridad con la situación judicial de la líder del PJ. En el oficialismo porteño relativizan las acusaciones de persecución: “No podemos permitir que la vía pública se convierta en un santuario partidario permanente. Las veredas son de todos los vecinos”, replicaron. Mientras tanto, La Cámpora y las organizaciones afines al kirchnerismo preparan nuevas acciones para sostener la movilización en apoyo a Cristina, en medio de un clima de tensión creciente con el gobierno de la Ciudad y con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por el vallado dispuesto en la zona. El tironeo simbólico por el espacio público en Constitución promete extenderse, a medida que se intensifica la disputa política en torno a la figura de la ex presidenta, su situación judicial y el futuro del peronismo.