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Procesadas dos funcionarias K por el ataque con excremento a Espert

La Justicia federal procesó a Alesia Abaigar y Eva Mieri por el escandaloso ataque contra el domicilio del diputado libertario. Ambas figuras cercanas al kirchnerismo fueron acusadas por daño agravado, en una causa que combina militancia, provocación y oportunismo político. El gobierno de Kicillof y La Cámpora, en silencio.

  • 19/07/2025 • 17:30


El ataque con excremento al domicilio del diputado José Luis Espert no fue un hecho aislado ni una travesura militante: la Justicia acaba de procesar a dos funcionarias del arco kirchnerista por su participación directa en el escándalo. Se trata de Alesia Abaigar, directora provincial en el gobierno de Axel Kicillof, y Eva Mieri, concejal de Quilmes e histórica referente de La Cámpora. (podés leer: ¨Eva Mieri libre: "No nos van a quebrar, seguimos organizades"¨).

La decisión fue tomada porla jueza federal Sandra Arroyo Salgado, quien avanzó en la causa por “daño agravado” tras reunir pruebas y testimonios que complican a las dos dirigentes. El episodio, ocurrido el 28 de junio, incluyó pintadas, amenazas y la utilización de heces arrojadas contra la vivienda particular de Espert, en un acto que conmocionó incluso dentro del oficialismo.

El juez fue contundente: entendió que no se trató de una expresión política desbordada sino de un acto planificado con intencionalidad de amedrentamiento. A las dirigentes se les trabó un embargo económico y podrían enfrentar penas de prisión si prospera la acusación.

El hecho había generado fuertes reacciones públicas. Desde el entorno de Espert lo calificaron como “terrorismo callejero” y varios referentes oficialistas evitaron pronunciarse, pese a que las implicadas ocupan cargos públicos. Ni el gobernador Kicillof ni la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, salieron a respaldarlas públicamente ni a condenar el ataque.

El episodio se suma a una serie de tensiones crecientes entre el oficialismo y sectores libertarios, en un clima de polarización permanente que naturaliza los discursos de odio y la violencia simbólica. Lo llamativo es que ahora las consecuencias alcanzan a cuadros de La Cámpora y del gobierno bonaerense, dos espacios que, ante el avance judicial, optaron por el silencio.

La causa judicial sigue avanzando y no se descarta que en los próximos días haya más involucrados. Mientras tanto, el episodio vuelve a poner sobre la mesa los límites del activismo político, los métodos de presión utilizados desde algunos sectores militantes y la responsabilidad institucional de quienes, ocupando cargos públicos, cruzan la raya.

En tiempos donde la política demanda responsabilidad, el ataque a Espert y sus consecuencias judiciales son una señal de alarma. La militancia no puede ser excusa para justificar hechos violentos, y menos aún cuando quienes los protagonizan son parte del Estado.
 

 

 

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